El café forma parte de la vida cotidiana de millones de personas alrededor del mundo. El portal de la International Coffee Organization señala que esta bebida puede que haya surgido en Etiopía, y que su propagación mundial empezó con los Holandeses.
Y donde hay café y cafeterías, surgen historias de todo tipo, la música lo sabe bien. Por eso, te mostramos cinco canciones que tienen al café como centro.
Nota: como el relajo hay que hacerlo con orden, no incluimos a Sólo quería un café de Ricardo Arjona.
Rita Montaner con Ay Mamá Inés
Durante mucho tiempo, creí que la razón por la que mi papá le decía Doña Inés a mi abuela, era por el comercial de una marca dominicana de café. Y puede que fuera así, mi abuela siempre me recordó al logo de ese producto.
Pero, hace poco me encontré con esta grabación de la cantante cubana, Rita Montaner. Dice: “Ay mamá Iné’, todo’ lo’ negro’ tomamo’ café”.
La versión que encontré es de 1927. La compuso Eliseo Grenet para la zarzuela La Niña Rita.
Su éxito fue tan grande, que es posible encontrar versiones para todos los gustos. Desde la muy movida de Ernesto Lecuona, hasta la versión en jazz que realizaron Richard Bona & Alfredo Rodríguez. La canción se estrenó en el teatro que hoy se conoce como La Casa De La Música De Galeano.
El siguiente vídeo es de Rita Montaner con Ay Mamá Inés
Frank Sinatra con The Coffee Song
Imagínate que te pongan una multa por beber agua en vez de café. Suena absurdo, hasta que lo canta Frank Sinatra, en The Coffee Song.
En 1946, Sinatra registró la canción escrita por Bob Hilliard y Dick Miles. Se publicó en el álbum Ring-a-Ding-Ding!, de 1961.
El siguiente vídeo es de Frank Sinatra con The Coffee Song
Bob Dylan con One More Cup Of Coffee
En 1975, Bob ocupaba una mesa del bar Other End, en la esquina de Greenwich Village. Era verano, y al en octubre, la cantó por primera vez durante un show en Massachusetts.
Todo el mundo decía que la historia de esa gitana y el hombre que debía internarse en el valle hablaba de la relación con su ex esposa, Sarah Lownds. Pero, el propio Bob Dylan contó que cuando tenía 34 años vio un espectáculo de gitanos en Saintes-Maries-de-la-Mer, Francia. Dijo: “Jamás olvidaré a este hombre que jugó a la ruleta rusa con cinco balas en la recámara”.
Bob ya debía marcharse del lugar del evento. Y la gente le preguntó, “Bob ¿qué quieres?”. Según él, dijo que acababa de pedir una copa más de café. Se la pusieron en una bolsa, y Bob se quedó mirando el valle.
En 1976, la grabó a
Dúo con la cantante de country, Emmylou Harris. Ella asegura que Dylan no la conocía hasta ese momento, pero que fue un impulso enorme para su carrera.
El siguiente vídeo es de Bob Dylan con One More Cup Of Coffee
Hugo Blanco con Moliendo Café
Todavía hoy se discute si Moliendo Café la escribió Hugo Blanco o su tío José Manzo Perroni. Lo único cierto es que se convirtió en una canción obligatoria para toda Latinoamérica y los amantes del café.
Hugo Blanco la cantó. Pero su fama internacional llegó luego de que la interpretara, Mina, en Italia, durante el año 1961. De ahí en adelante estuvo en las voces de Lucho Gatica, Julio Iglesias, Javier Solís, Ismael Rivera y un larguísimo etcétera:
“Cuando la tarde languidece, renacen las sombras. Y en la quietud, los cafetales vuelven a sentir, echas tristón de la vieja molienda, que en el letargo de la noche parecen gemir”.
El siguiente vídeo es de Hugo Blanco con Moliendo Café
Miguel Bosé con Morena Mía
El 6 de noviembre de 2001, salió a la venta el álbum Sereno. En el disco, Miguel Bosé incluyó la canción Morena Mía, que no es serena ni nada parecido.
La canción sonó hasta en los centros espiritistas, con los más de diez pecados sentidos. La canción habla de una morena que tiene al cantante en la gloria.
Luego se publicó un remix, junto a Julieta Venegas. Pero, pierde mucho de la sensualidad inicial, Julieta es amigable, no sexi.
Por cierto, hay quienes proponen cambiar la palabra café por francés. Dicen que cobra otro sentido, pero aquí no estamos buscando lo escatológico, eso lo dejamos para cuando hablemos de Woody Allen o Pedro Almodóvar. Aquí lo dejamos, sólo porque dijimos que serían cinco canciones que tienen al café en el centro. Dejamos por fuera Ojalá que Llueva Café En El Campo, de Juan Luis Guerra, temas de Ella FitzGerald, Bob Marley o Johnny Cash. Y ni siquiera mencionamos la aparición dramática del café en la bachata Mátame, escrita por Romeo Santos y cantada por Anthony Santos.
El siguiente vídeo es de Miguel Bosé con Morena Mía
“He medido mi vida en cucharitas de café”, T. S. Elliot.
El café y la literatura tienen una aventura casi clandestina, desde hace años. Sólo con saber que el escritor francés, Honoré de Balzac decía que “Si no fuera por el café, uno no podría escribir, es decir, no podría vivir”.
Balzac iba mucho más lejos, afirmó que además de beber decenas de tazas diarias, masticaba granos de café. Y aseguraba que por eso podía escribir durante largas horas. Si fue así, podemos decir que las letras occidentales le deben mucho a la cafeína. Y claro, entre los lectores de la novela latinoamericana es famoso el Café Voltaire, donde se reunían artistas y escritores, en París. Pero, el establecimiento llevaba el nombre del filósofo y escritor de la ilustración que bebía alrededor de 60 tazas diarias de café, a pesar de las advertencias de su médico.
Y si en estos franceses el café era un vicio, en Johan Wolfgang Goethe, autor de obras como El Fausto, impulsaron investigaciones químicas. De hecho, gracias a Goethe, el científico Friedlieb Ferdinand Runge investigó la composición química de este producto, hasta que descubrió la cafeína en 1820.
Hay otros cientos de casos en los que arte y café se mezclan de forma muy estrecha. Por eso, te compartimos cinco poemas que hablan de café. Desde Idea Vilariño hasta Federico García Lorca, hay versos y energía en nuestras tazas.
Camina de Manuel del Cabral
El mayor representante de la Poesía Negroide en la República Dominicana fue Manuel del Cabral. En este poema, presenta la importancia que damos a tomar café mientras vemos pasar los asuntos de la vida cotidiana y política, en un país tan político como este.
Camina de Manuel del Cabral
Camina el jefe del pueblo después de beber café. Y una voz que no se ve, grita al oído: -mire, jefe, que hay un hombre que allí está herido.
-Lo sé.
Camina el jefe del pueblo después de beber café.
Y vuelve la voz y dice: -jefe, que un hombre no ve; tiene llanto entre los ojos, y tiene plomo en los pies.
-Lo sé.
Sigue caminando el jefe después de beber café. Y la misma voz le grita:
-murió un hombre allí de sed. ¿Qué haremos, ahora, jefe?
-que haga pronto el hoyo usted.
Y el jefe sigue su rumbo, pero también el jefe sigue pensando …
Piensa sólo a qué hora es la otra taza.
Ancho en París de Juan Gelman
Para alguien que fue representante del Realismo Crítico resulta curioso que su poema presente conversaciones entre un león y un poeta que toman café. Pero, Juan Gelman tenía estos arranques de imágenes potentes, y tan sencillas. El autor argentino anduvo desde el periodismo hasta la política, y el exilio.
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Al que extraño es al viejo león del zoo, siempre tomábamos café en el Bois de Boulogne, me contaba sus aventuras en Rhodesía del Sur pero mentía, era evidente que nunca se había movido del Sahara. De todos modos me encantaba su elegancia, su manera de encogerse de hombros ante las pequeñeces de la vida, miraba a los franceses por la ventana del café y decía “los idiotas hacen hijos”. Los dos o tres cazadores ingleses que se había comido le provocaban malos recuerdos y aun melancolía, “las cosas que hace uno para vivir” reflexionaba mirándose la melena en el espejo del café. Sí, lo extraño mucho, nunca pagaba la consumición, pero indicaba la propina a dejar y los mozos lo saludaban con especial deferencia.
Nos despedíamos a la orilla del crepúsculo, él regresaba a son bureau, como decía, no sin antes advertirme con una pata en mi hombro “ten cuidado, hijo mío, con el París nocturno”.
Lo extraño mucho verdaderamente, sus ojos se llenaban a veces de desierto pero sabía callar como un hermano cuando emocionado, emocionado, yo le hablaba de Carlitos Gardel.
Carta II de Idea Vilariño
En 1920 nació Idea Vilariño en Uruguay. Y con su nacimiento surgió una poesía clara, sencilla y llena de intensidad. En este poema, la poeta habla de la necesidad de la persona querida, con café por medio.
Estás lejos y al sur allí no son las cuatro.
Recostado en tu silla apoyado en la mesa del café de tu cuarto tirado en una cama la tuya o la de alguien que quisiera borrar -estoy pensando en ti no en quienes buscan a tu lado lo mismo que yo quiero-. Estoy pensando en ti ya hace una hora tal vez media no sé.
Cuando la luz se acabe sabré que son las nueve estiraré la colcha me pondré el traje negro y me pasaré el peine.
Iré a cenar es claro.
Pero en algún momento me volveré a este cuarto me tiraré en la cama y entonces tu recuerdo qué digo mi deseo de verte que me mires tu presencia de hombre que me falta en la vida se pondrán como ahora te pones en la tarde que ya es la noche a ser la sola única cosa que me importa en el mundo.
La mujer Y La casa de José Lezama Lima
José María Andrés Fernando Lezama Lima tuvo un nombre larguísimo, asma desde niño y una de las obras poéticas y narrativas más asombrosas en español. La novela suya que más se conoce es Paradiso.
Pero en este poema, el cubano trae un calor con salitre caribeño y aroma a café, desde los primeros versos.
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Hervías la leche y seguías las aromosas costumbres del café. Recorrías la casa con una medida sin desperdicios. Cada minucia un sacramento, como una ofrenda al peso de la noche. Todas tus horas están justificadas al pasar del comedor a la sala, donde están los retratos que gustan de tus comentarios. Fijas la ley de todos los días y el ave dominical se entreabre con los colores del fuego y las espumas del puchero. Cuando se rompe un vaso, es tu risa la que tintinea. El centro de la casa vuela como el punto en la línea. En tus pesadillas llueve interminablemente sobre la colección de matas enanas y el flamboyán subterráneo. Si te atolondraras, el firmamento roto en lanzas de mármol, se echaría sobre nosotros.
El café de Chinitas de Federico García Lorca
Hay poco que se pueda decir sobre este poeta español. Aquí el representante de la Generación del 27 no muestra el café como la bebida, sino como el lugar de compartir e ingerir este bien. Eso sí, tiene calor, sabor y gitanos, como la mejor de las tazas.
1
En el café de Chinitas dijo Paquiro a su hermano: «Soy más valiente que tú, más torero y más gitano».
2
En el caféé de Chinitas dijo Paquiro a Frascuelo: «Soy más valiente que tú, más gitano y más torero».
3
Sacó Paquiro el reló y dijo de esta manera: «Este toro ha de morir antes de las cuatro y media».
4
Al dar las cuatro en la calle se salieron del café y era Paquiro en la calle un torero de cartel.